¿Has oído hablar de la Moringa, la "planta milagrosa"? Seguro que sí, ya que se ha vuelto muy popular en el mundo de la salud y la nutrición en los últimos años. Pero, como con cualquier suplemento o alimento, es importante conocer las posibles contraindicaciones que puede tener su consumo.
¿Qué es la Moringa?
La moringa es popularmente conocida como el árbol de la vida, pues aporta multitud de nutrientes esenciales si la introducimos de manera responsable y constante en nuestra dieta.
Contiene proteínas, minerales y vitaminas necesarias para nuestro correcto desarrollo y que nos ayudan a mantener y mejorar nuestra salud. Su consumo es recomendable en poblaciones en riesgo de malnutrición, durante la lactancia materna, en la tercera edad, en la etapa de la menopausia, en deportistas, en estudiantes… debido a que nos da un plus de energía y funciona como complemento alimenticio.
Normalmente, el consumo de moringa en la dosis adecuada no acarrea ningún riesgo para la salud. Aun así, existen ciertos efectos secundarios que es necesario conocer para poder evitarlos en la medida de los posible. Por eso, vamos a ver cuáles son los casos especiales por los que el consumo de moringa no está recomendado.
- Consulte con su médico de cabecera ante cualquier duda y, sobre todo, si está tomando alguna medicación para un problema de salud concreto, él le indicará si es compatible con el consumo de moringa, pues en ocasiones interfiere en la acción del fármaco.
- En mujeres embarazadas, se recomienda reducir su consumo e incluso evitarlo. La moringa contiene gran cantidad de vitamina A, necesaria a dosis normales durante el embarazo porque interviene en la división celular y ayuda al desarrollo normal del feto. Sin embargo, a grandes dosis puede tener un efecto contraproducente y en algunos estudios se le relaciona con abortos.
- El consumo de moringa reduce los niveles de azúcar en sangre. Esto es una gran ventaja para las personas que sufren hiperglucemia o diabetes, pero si necesitan usar insulina, deben moderar el consumo de moringa para evitar que los niveles de azúcar en sangre caigan en exceso. En el caso de las personas que sufren de hipoglucemia deben extremar el cuidado en su consumo, ya que pueden sufrir incluso desmayos debidos a la bajada de azúcar en sangre.
- En casos de hipotensión es mejor moderar o reducir el consumo de moringa, ya que, entre sus propiedades, está la de reducir la tensión arterial de manera natural.
- La moringa es una fuente de energía y actúa de estimulante natural (sin los efectos secundarios de la cafeína), por eso es una excelente idea tomarla por las mañanas, para aprovechar su aporte energético durante todo el día. Sin embargo, en casos de trastornos del sueño o insomnio se recomienda reducir su consumo, sobre todo a partir de media tarde.
- La policitemia (un exceso de hematíes), es una enfermedad opuesta a la anemia, podría ser producida por una sobredosis de moringa. Es una subida de los glóbulos rojos en sangre, y aunque es muy poco habitual, puede ser peligrosa.
- La moringa tiene un efecto laxante, pues es una gran fuente natural de fibra, pero si nos excedemos en la dosis recomendada, podemos sufrir dolor estomacal, náuseas, e incluso episodios de diarrea como efecto secundario no deseado.
- La acidez gástrica es otro efecto secundario de la moringa, cuando consumimos dosis mayores de las recomendadas o cuando la tomamos tras grandes periodos de ayunas. Por lo tanto, se recomienda consumirla junto con algún alimento sólido.
La moringa es una planta muy segura para su consumo, aunque como cualquier suplemento alimenticio natural, es mejor conocerla y saber en qué ocasiones es recomendable reducir su consumo o incluso evitarla. En la mayoría de los casos, siguiendo unas simples recomendaciones y ajustando las dosis necesarias, se puede disfrutar sin riesgos de este superalimento que nos aporta tantos nutrientes esenciales.
